Pensemos en las innumerables semillas que hay bajo tierra esperando la luz y el calor del sol.
Imaginemos esos millones y millones de semillas que se mantienen dentro de la tierra durante la estación fría cuando hay nieve, hielo y vientos fríos, pero que se mantienen a salvo dentro de la tierra.
Y ahora imaginemos por un momento que cada semilla es una pequeña luz y si pudiéramos imaginarnos que somos capaces de ver a través de la tierra, nos daría la impresión de que estamos viendo millones de estrellas.
Durante el invierno, la tierra se parecería al cielo estrellado.
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