sábado, 22 de agosto de 2015






El marchitar es tan bello como el florecer. 
Solemos alegrarnos con los brotes y con los capullos, nos emocionamos con las flores, es como ver amanecer... en cambio, al ver marchitar una  flor o pudrirse una fruta nos entristecemos, no hay razón, es tan bello y necesario lo uno como lo otro...







 Solo nuestras experiencias internas nos desvelan las bellezas del mundo externo.
R. Steiner.